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La doctora Grietje Zeeman es Profesor Emeritus de la Universidad de Wageningen, en Holanda, y experta en tecnología ambiental, en particular en todo lo relacionado con el cuidado del agua y la recuperación de recursos de las aguas residuales. En esta entrevista, le relata a la doctora Claudia Pabon -quien fue su alumna en Holanda- cómo fue el proceso de creación de la tecnología de saneamiento descentralizado que aplica la circularidad en su diseño y que la hizo famosa en Holanda y en el mundo, así como sus alcances de aplicación y desafíos.
1.- En su opinión experta, ¿qué es el manejo circular del agua?
El manejo circular del agua va más allá del agua en sí, porque el agua contiene otros componentes y, por esto, el diseño de un sistema circular de agua debe también contemplar la recirculación de nutrientes y de los componentes orgánicos. Otro punto importante es mantener el agua lo más limpia posible, tratando de no contaminarla más mezclándola con distintos tipos de aguas contaminantes. El agua es un recurso cada vez más limitado, incluso en países como Holanda que son conocidos por ser húmedos. Ya estamos llegando a niveles de escasez en verano, donde ya se están tomando medidas para almacenar agua lluvia en los campos.
2.- ¿Cuáles son los errores que hemos cometido los seres humanos en la manera como manejamos el agua actualmente?
Respondo esta pregunta en particular para el caso de las aguas servidas en asentamientos humanos. Uno de los principales errores es el ya comentado de la mezcla de caudales, que significa contaminar agua que no lo estaba, como por ejemplo cuando en el alcantarillado se mezcla el agua lluvia, que está prácticamente limpia, con las aguas negras proveniente de los sanitarios.
Otro problema es que el sistema es anónimo, es decir, las personas pueden poner tóxicos en el agua y es difícil trazar quién lo hizo. Esto hace difícil poder asignar responsabilidad y ello resulta en sistemas de tratamiento muy costosos y en subproducto que tienen un valor muy malo, porque están contaminados.
Un tercer problema es que los contaminantes están muy diluidos, precisamente por esta mezcla de distintos tipos de agua, y esto resulta en sistemas de tratamiento más costosos y más demandantes de energía.
3.- Grietje, tú has dedicado tu carrera científica precisamente a diseñar sistemas alternativos de tratamiento de aguas. ¿Podrías contarnos un poco cómo fue ese proceso?
Por mucho tiempo yo trabajé en el tratamiento anaerobio (en ausencia de oxígeno) de aguas servidas convencionales a bajas temperaturas y mi conclusión de esta experiencia fue que en realidad no tenía sentido lo que hacíamos y que debíamos hacer algo distinto, que debíamos intentar trabajar con aguas más concentradas. Al pensar en esto cuestionamos en qué usa el agua la persona común y nos dimos cuenta del uso de 6 a 8 litros de agua en cada descarga de inodoro.
Esto a su vez nos llevó a ver los inodoros presurizados como alternativa (como los que se usan en aviones, cruceros o trenes), pues usan máximo 1 litro de agua por descarga y esto es un gran ahorro que, a su vez, deja los nutrientes y material orgánico concentrado. Así que compramos tres inodoros presurizados y trabajamos con ellos en el laboratorio, usando sistemas anaerobios que tratan las aguas concentradas y dejan los nutrientes disponibles (como el nitrógeno y el fósforo) para devolverlos a la agricultura. A su vez, producen biogás, cerrando así el ciclo de producción y consumo de los alimentos.
En paralelo vimos también el tratamiento de las aguas grises (provenientes de duchas, cocina y lavamanos), que no son concentradas, pero donde está la mayoría del agua.
Luego de esta fase de laboratorio comenzamos la fase de aplicación a nivel piloto en la ciudad de Sneek, en Holanda, donde demostramos el concepto en un condominio de 32 casas, con muy buena participación de la municipalidad, los vecinos y el desarrollador del proyecto. Más tarde continuamos con un condominio aún más grande, de 250 casas, que fue también muy exitoso y recibió mucho reconocimiento de prensa. El sistema completo de tratamiento de agua cabía en una de las casas del condominio.
Hay otros tres sistemas en oficinas de Holanda y también una aplicación en Ghent, Bélgica, en una zona industrial que fue renovada para 1200 personas y que incluye una escuela donde reutilizan el agua para una fábrica de detergentes, mediante un sistema de tratamiento que está en el sótano de los edificios de departamentos. Otro sistema similar está en Helsingborg, en Suecia, el que, al igual que en los anteriores, trata los residuos de cocina, pero en este caso lo hacen en un reactor por separado. También aquí hay una innovación por la reutilización de nutrientes en agricultura.
4.- ¿Cuál es la aplicabilidad de estos sistemas a nivel urbano y rural y en lugares donde ya existe saneamiento convencional?
Los sistemas de alcantarillado tienen una duración de 50 a 100 años y este es el principal problema en las ciudades. Estos sistemas tienen unas grandes tuberías que no se necesitan en el caso de los sistemas descentralizados porque ocupan menos agua. Lo ideal es que los municipios hagan un plan de largo plazo donde las cañerías que deban ser reemplazadas lo sean pensando en sistemas de este tipo.
En el caso del campo puede ser una gran oportunidad poder hacer este tipo de sistemas puesto que por lo general no está resuelto el tratamiento. La principal variable a tener en cuenta en entornos rurales es la temperatura del lugar que se analiza, puesto que a mayor temperatura ambiental se requiere de menos tiempo de tratamiento, esto es, reactores más pequeños y, por tanto, con menos costos. Este tipo de sistema lo estudiaron con un alumno de doctorado para la Isla de Saint Eustasius y se encontró además que hay gran ventaja cuando la producción agrícola es todo el año, porque no hay que almacenar los fertilizantes por tanto tiempo.
5.- Además de los desafíos técnicos, ¿cuáles son los desafíos sociales e institucionales que hacen que este tipo de proyectos funcionen en la práctica?
He visto varios desafíos. Lo que ves es que las personas que usan los inodoros presurizados están, en general, contentos, aunque al comienzo algunas personas se tienen que acostumbrar al mayor ruido que producen estos inodoros.
A nivel institucional, hay mucho miedo y aversión al cambio, principalmente en los desarrolladores de proyectos inmobiliarios, ya que les preocupaba que estos inodoros se les vendieran en blanco y en acero inoxidable. Las municipalidades y las asociaciones de vecinos son menos adversos al cambio.
Otro gran desafío es la legislación. En algunos países como Suecia está ya muy avanzada la legislación que permite, por ejemplo, la reutilización de los nutrientes en agricultura, pero en la mayoría aún no es así y ahí existe un camino por recorrer.